lunes, 23 de septiembre de 2013

La información y la culpa

Leo y escucho a mujeres lamentarse de no haberse informado lo suficiente y haber tenido, en consecuencia, malas experiencias en sus partos, lactancias, puerperios, crianzas…

Leo y escucho a otras personas excusar de alguna manera un mal parto, una lactancia difícil o inexistente, una desconexión con los bebés y las criaturas en la falta de información de una madre.

Y no… no es así. La información está ahí, y debería enriquecer cualquier experiencia, tanto de maternidad o paternidad, como en la vida en general. La información sobre el proceso de embarazo, sobre el parto y la lactancia o sobre crianza y educación es algo que deberíamos hacer las mujeres por el mero placer de leer y aprender sobre aquello que nos tiene ocupados el tiempo y el alma, pero no por obligación, no para saltar la valla de la desconfianza en aquéllas personas que deberían hacernos confiar.

Pero lo que ocurre es que se pretende (y en muchas ocasiones se consigue) hacernos sentir responsables de que las cosas no hayan ido mejor. Y  pretender hacernos culpables a las mujeres de lo que les pasa a nuestros cuerpos, y peor aún, de lo que les pasa a nuestros hijos e hijas, cuando lo que falla de una manera atroz es el sistema sanitario, apoyado y avalado por un sistema social que ha asumido como propios el abuso, la violencia, la falta de respeto, la falta de actualización del personal médico-sanitario, entre otras cuestiones,  es una de las peores maneras de maltrato posible. Porque asumirnos culpables nos incapacita para reaccionar, nos incapacita para reclamar y para pedir no sólo explicaciones, sino también cambios. Nos deja desencajadas y desconectadas de nuestra fuerza, porque nos hacen creer que el no haberla ejercido nos ha hecho perderla. Y sobre todo, sigue quitándole la responsabilidad a quienes realmente la tienen y favoreciendo el que las prácticas que nos dañan se perpetúen. Ninguna mujer, informada o no, debería ser atendida por un sistema sanitario que no conoce ni quiere conocer las necesidades reales de las mujeres y sus hijos e hijas durante la gestación, el nacimiento y el desarrollo posterior. Ninguna mujer debería tener más y mejores derechos por el simple hecho de saber leer o haber leído los documentos adecuados.


No. Ninguna mujer debería sentirse rota, descontenta y culpable en su maternidad.